Está claro que Corea del Sur, Alemania, Japón o Estados Unidos se destacan a nivel mundial por ser los países más innovadores. Sus características principales tienen que ver, según The Global innovation Index 2016 de la Universidad de Cornell, con elementos como instituciones enfocadas en innovación, capital humano e investigación, sofisticación de mercado y negocios, además de resultados de conocimiento, tecnología y creatividad.
¿Dónde está Colombia en este camino de los más innovadores del mundo?
Para responder esta pregunta debemos primero pensar cuáles son los retos que afrontamos, y cuáles son algunas de las características que requiere el país para estar al nivel de los más innovadores. Para Eduardo Posada, presidente de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), hablar de innovación representa “hacer las cosas de una manera diferente, nueva, en desarrollar productos que no existen o abordar enfoques para hacer cosas de nuevas formas”. Para Posada, la innovación no solo aplica para productos y procesos tecnológicos sino también, por ejemplo, en tecnologías de administración o en relaciones humanas. El pensamiento y el desarrollo científico, después de todo, es importante porque contribuye al “encontrar soluciones y respuestas, pues el conocimiento no es más que un conjunto interminable de preguntas”.
Para Germán Martínez, director general de la organización Ramo, “innovación es más una cultura que se refleja en el día a día de la gente, la forma en que se hacen las cosas y cómo se mejoran los procesos, el bienestar de los clientes y los empleados”. No sólo estamos hablando de un tema científico o de aplicación de conocimiento, sino que el conocimiento es “la materia prima de los grandes cambios, no solo es saber, también es hacerlo efectivamente diferente”. El director de Ramo recuerda, por ejemplo, cómo se aplicó un proceso altamente innovador cuando tomaron el ponqué y lo partieron en seis pedazos para su distribución: “podemos pensar en algo tan sencillo como dividir un producto en porciones —haciéndolo por primera vez en el mundo— o también, como pasó con Productos Ramo, proponer nuevas formas de distribución directas y aparentemente menos tecnológicas pero más sencillas, como las líneas de distribución en triciclos; algo en lo que también fuimos sumamente innovadores aún sin ser conscientes de ello”.
Daniel Rodríguez, representante de Étnico, una empresa que apenas empieza y que impulsa un producto innovador de frutas deshidratadas en paquete, piensa que la innovación consiste en “romper paradigmas, en ir más allá, pero que además tenga un impacto social y un beneficio para la comunidad”. En el caso de Étnico, cambiar el proceso de deshidratación de un producto que usualmente se hace en caliente a frío, proporcionando mejores resultados en conservación de sabor y otras cualidades de producto, no es el único ítem innovador de su empresa, sino también en establecer relaciones directas con los agricultores de la zona, de forma tal que muchos obtengan mejores beneficios de sus procesos industriales.
“Innovar no es descubrir una molécula o mandar el hombre a la luna, sino hacer productos que se traduzcan en mayor beneficio”, explica María Isabel Agudelo, vicepresidente de fortalecimiento empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá. Su explicación, que responde más a la innovación desde el punto de vista empresarial, recuerda al igual que Martínez y Posada que ser innovador significa no solo tener ideas sino también ser adverso al riesgo, ser perseverante y disciplinado, trabajar en equipo y enfocarse en llevar a cabo las ideas innovadoras.
Una de las metas entonces, consiste en desarrollar más nuestro potencial científico: “en las empresas quisiéramos tener más doctores, más investigadores que le faciliten el acceso a las compañías a todos esos conocimientos, que su preparación apoye en la tarea de ser innovador” dice el gerente de Ramo.
Alcanzar entonces altos niveles de innovación es mucho más complejo de lo que parece pero, a pesar de sus dificultades, Colombia va por buen camino. “Estamos cerca de ser uno de los países más innovadores de América Latina. Lo merecemos. Estamos en un proceso que va a cambiar el país: esa creatividad del colombiano va a estallar y seremos pronto un país innovador y competitivo”, concluye Eduardo Posada.