Adaptación hidráulica Zenú: Innovación de la cultura de las aguas | Page 10 | Divulgación Minciencias

Adaptación hidráulica Zenú: Innovación de la cultura de las aguas

Tecnologías propias



La Procesadora Rural de Café con Tecnologías Propias, fundada por la Asociación de Productores y Comercializadores de alimentos 'De finca', está ubicada en las veredas del sur del municipio, donde se siembra el 75 % del café de Fusagasugá. Con ingenio local y trabajo en equipo 35 familias están logrando transformar y comercializar su café a través de núcleos cortos de comercialización (la red cercana de contactos). Los resultados más tangibles de esta iniciativa son el lograr mayor rentabilidad y fortalecimiento para sus economías.  Pero de fondo hay otro impacto muy importante, el hecho de que han demostrado que es posible despertar y desarrollar las habilidades y el potencial creativo que tiene el campesino para resolver sus problemas.

 

Desde 2016, cuando se conformaron como Asociación, el proyecto de transformación de café con tecnologías propias ha llevado a esta comunidad campesina por un viaje de apropiación de ciencia y tecnología que nunca se habían imaginado. Han participado en ciclos de diseño y puesta en marcha para la resolución de problemas locales con varias universidades, nacionales e internacionales. Han realizado intercambios con estudiantes de universidades como Harvard y el Massachusetts Institute of Technology han asistido a congresos, eventos, talleres, laboratorios de diseño, prototipado y mejoramiento de prototipos de máquinas para la solución de problemas locales. Todo bajo principios de trabajo participativo y de cocreación.    

 

La Asociación de Productores y Comercializadores de alimentos 'De finca' acaba de recibir el premio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias) 'A Ciencia Cierta'.  Este premio busca fortalecer iniciativas locales y comunitarias que están buscando soluciones a problemas propios mediante el uso y apropiación de ciencia y tecnología. Las líneas en la que invertirán el premio recibido serán: 

i. Mejoramiento técnico de algunos procesos de la planta procesadora de café e inversión en infraestructura física.

ii. Capacitación para el fortalecimiento de la asociatividad

iii. Capacitación y fortalecimiento para la producción de café con principios agroecológicos y de agricultura limpia

iv. Fortalecimiento del modelo de negocio y de los procesos de comercialización y venta del café de la Asociación.

 

Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

 Pudes conocer más historias como estas en nuestro especial "Aprópite del Cambio"



Clara, Lascario y Nelson



“Están locos”, “no va a funcionar”, “es muy peligroso”, “es gente muy, muy mala”. Frases como estas eran el único feedback que recibían hace 20 años los biólogos Clara Sierra y Giovanni Ulloa cuando explicaban su idea de salvar el caimán aguja con la ayuda de los mismos cazadores. El plan sonaba perturbado dado que estos caimaneros eran personajes marginales, oscuros forajidos perseguidos por la ley que se relacionaban con traficantes de pieles. Sin embargo, en lo profundo también era una brillante idea. Estos hombres expertos persiguiendo la especie conocían las aguas dormidas del manglar de día y de noche como la palma de su mano. Sabían cuáles eran los lugares predilectos del caimán para anidar, la forma de hacer los nidos, las épocas de apareamiento.

 

Eran maestros persiguiendo y atrapando los cocodrilos bajo el agua, transportando los huevos sin desprenderles el embrión (la única forma en que los traficantes de las curtiembres se los compraban), en

fin, todo un caudal de conocimiento construido por años que difícilmente los científicos iban a poder replicar en corto tiempo. El problema era lograr convencerlos. 

 

La historia de cómo fue que estos corsarios llegaron a convertirse en laboriosos custodios del caimán es larga y daría como para una película. Una cinta con un comienzo lleno de suspenso y miedo, luego a mucha acción y aventura, y finalmente un desenlace cargado de afecto,  compasión y esperanza. La clave para lograr esta transformación, afirma la bióloga Clara Sierra, fue “demostrarles que los científicos creíamos totalmente en sus capacidades y sus conocimientos. Contrarío al resto del mundo que los consideraba unos delincuentes, nosotros pensábamos de ellos como grandes expertos, que sin ellos nosotros no lograríamos salvar la especie. Creer en su conocimiento y en su destreza fue el elemento que hizo la magia”.  

 

Hace 20 años se calculaba que no quedaban más de cien ejemplares de Crocodylus acutus en la Bahía de Cispatá. Los últimos censos y monitoreos indican que en la actualidad hay aproximadamente dos mil cocodrilos desarrollándose libremente. Los responsables de esta recuperación de la especie son humildes pescadores que de cazadores se transformaron en curtidos conservacionistas. 



Asociación Comunitaria para la Conservación del Caimán Aguja y su Hábitat Natural en la Bahía de Cispatá, Asocaimán.



 

Salen a hacer censos y monitoreos  de los ejemplares silvestres en la bahía con sus GPS, sus mapas, sus tablas de pesos y medidas. Utilizan herramientas de medición de la calidad del hábitat (recolección de información biofísica del área con estándares científicos), elaboran y ubican nidos artificiales, recolectan y transportan huevos, llevan a cabo procesos de incubaciónn controlada, manejan neonatos y juveniles ex-situ en la Estación de Conservación y son expertos realizando procesos de liberación y seguimiento. Se desenvuelvenbien con toma de temperaturas, nombres científicos de todas las formas de vida del lugar, también han aprendido algo de química y fisiología animal y la mayoría ni siquiera terminó la primaria. A lo sumo hay 2 bachilleres. Son 21, son expertos navegantes, buzos, excasadores de cocodrilos que vivían fuera de la legalidad y ahora son conservacionistas que gozan de respeto y reconocimiento en su comunidad.  Aman y no están dispuestos a cambiar esa nueva vida que les da la Asociación Comunitaria para la Conservación del Caimán Aguja y su Hábitat Natural en la Bahía de Cispatá, Asocaimán. 

 

Esta es una de las 30 experiencias ganadoras del concurso A Ciencia Cierta: Desarrollo local para transformar realidades, 2020. Puedes conoces más como estas aquí:

 

Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

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Palenques juveniles



Ella es Carmen Estela Mestizo, cultivadora. Trabaja en una pequeña parcela que sobrevive entre hectáreas y hectáreas de cañaduzales. Ella hace parte de la iniciativa "Palenques Juveniles".

 

"Palenques Juveniles" busca empoderar a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y a sus padres para enfrentar los desafíos ambientales y sociales derivados del monocultivo de la caña. La ruta principal que han escogido para enfrentar esta problemática es el  retorno a las fincas tradicionales de producción de alimentos. Carmen creció en esta misma zona y recuerda que en su niñez Miranda y sus alrededores eran un lugar cubierto de árboles, guaduales, con multitud de aves, mamíferos y peces en sus ríos, lagunas y pozos. En las pequeñas fincas la gente llevaba cultivos alternos de arroz, plátano, yuca y de frutales como guayabas, guanábanas, mangos, piñas, papayas, lulo, zapotes, mandarinas, naranjas, mamoncillos, cacao, aguacates. Pero ya casi nada de esa economía tradicional se conserva. Y Carmen, como el resto del equipo de "Palenques Juveniles", saben que en este momento no se trata ya simplemente de volver al pasado. Más de tres décadas dedicadas a la caña extensiva han terminado por modificar el equilibrio del suelo, el acceso a fuentes de agua y otros muchos factores que hacen que, junto al saber tradicional, se necesite esta vez de un empujón de la ciencia y la tecnología para recuperar la producción agrícola de antaño.

 

Pueden conocer el testimonio de esta historia en video aquí



Bailarina de Palenque juveniles



La región del norte del Cauca, donde está ubicada Miranda, está conformada por 13 municipios cuya población es en su mayoría afrocolombiana. Es una zona de terrenos planos y suelos fértiles dedicados al uso agropecuario. Hoy en día el 90 % de estos territorios están ocupados por el monocultivo de la caña, las grandes industrias encargadas de procesar y de la ganadería extensiva. Pero Miranda no siempre fue así. Antes a estos territorios se les consideraba una de las principales despensas de alimentos del país. Allí se sembraba cacao, y junto a éste, frutales, hortalizas, plantas medicinales y también huibo cría de animales de corral. Todo esto reforzaba el sustento de las familias campesinas.

La iniciativa Palenques Juveniles, que reúne niños, niñas, jóvenes y padres de familia busca ayudar a preservar las fincas tradicionales econativas que aún persisten, sus sistemas productivos y, de paso, proteger la sabiduría médica, botánica y alimentaria ligada a la tierra de esta comunidad afronortecaucana.

 

Una de las áreas en las que ha venido trabajando la Iniciativa Palenques juveniles en los últimos años es es la de recaudar y revitalizar el saber tradicional de los mayores con miras a poder transmitirlo a las generaciones más jóvenes. También se han propuesto divulgar este conocimiento, en especial sobre plantas medicinales, aromáticas y condimentarias, en materiales educativos dirigidos a los más chicos. Los mayores aportarán el conocimiento y los más jóvenes se encargarán de buscar una manera atractiva de comunicarlo para capturar la atención de los más jóvenes. 

 

  

 

 



La comunidad y un vivero



 

 

Otra de las líneas en las que la iniciativa Palenques Juveniles es la del fortalecimiento de las huertas familiares y de la seguridad alimentaria de la comunidad.

Para dar cumplimento a este propósito harán acopio de metodologías científicas y técnicas para la identificación, clasificación y manejo semillas. Su propósito último es hacer un inventario de  semillas propias de la región. Es la manera como creen que pueden recomponer y potenciar la finca tradicional y la economía propia. Adicionalmente se proponen capacitarse en la preparación y uso de abonos orgánicos a partir de material de desecho que se produce en los hogares.

 

Para poder preservar la finca tradicional econativa del norte del Cauca, los miembros de ‘Palenque Juveniles’ saben que uno de los principales retos es hacerlas más viables y sostenibles desde el punto de vista económico. Nos basta con que las fincas tradicionales generen seguridad alimentaria. Para resistir y perpetuarse necesitan convertirse en una altertiva económica digna. De lo contrario, las nuevas generaciones no encontrarán incentivos para dedicarse a la tierra y seguirán en la misma dinámica que viene imponiéndose  desde hace años de abandonar la tierra y buscar un empleo en las empresas azucareras. Así que se han propuesto que estas fincas junto a  la seguridad alimentaria sean también capaces de sostener sistemas productivos rentables que  generen oportunidades económicas. 

 

 

 



Acompañamiento tecnológico



 

Yoliman Beltrán es uno de los padrinos tecnológicos de la Iniciativa Palenques Juveniles. Este ingeniero agrónomo hace parte de la Asociación de Productores de Finca Tradicional del Norte del Cauca, ASPROFINCA. El lema de esta organización mezcla dos palabras que para muchos son contradictorias pero que no lo son: "sembrando tradición y progreso". 

Asprofinca comercializa y abre mercados con precios justos a productos orgánicos (cacao, plátano, maracuyá, mandarína) obtenidos en fincas tradicionales de todo el norte del Cauca (Villa rica, Puerto tejada, Corinto, Padilla, Caloto, Guachené y la misma Miranda). Además de esto, Asprofinca desarrolla procesos de transformación artesanal y comercialización de productos derivados del cacao.

Yolimán estará acompañando a la Iniciativa Palenques Juveniles en la búsqueda de alternativas de transformación y comercialización para los productos de las granjas tradicionales que hacen parte de la experiencia. Su trayectoria profesional en este tema, dice, "ha estado guiada por tres principios que él espera poder transmitir a los Palenques Juveniles: respeto a la materia prima, precios justos para el productor y el cliente, y buenas practicas agrícolas y en la transformación de los alimentos".

 

Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

 

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De pescador a pelador



Debido a los malos resultados muchos pescadores de la ciénaga de El Llanito, como Cristo Humberto Carrascal,  han renunciado a salir de pesca y ahora se resignan a pelar el pescado que llega importado.

 ¿Cómo es que piensan que un proyecto de turismo comunitario podría indirectamente ayudar a esta comunidad de pescadores a recuperar la salud de la ciénaga y de paso su trabajo y su cultura? No es tan fácil de explicar, pero el argumento va más o menos así. Primero, generar un turismo de fuente comunitaria. Es decir, que sean ellos mismos quienes ofrezcan los servicios y no que empresas o compañías de turismo los contraten como lancheros o en servicios generales. Debe ser un proyecto de desarrollo endógeno basado en turismo. Tercero, para que eso suceda va a ser necesario apropiar conocimientos y modificar hábitos. Van a necesitar, por ejemplo,  a hacer una mejor gestión del agua y de los desperdicios. Van a tener que potenciar en ellos el conocimiento científico sobre la flora, la fauna y en general sobre todo el delicado funcionamiento del ecosistema que habitan y que es el principal atractivo que tienen. Si sueñan con turistas visitándolos para hacer avistamiento de aves, de monos, aprender sobre pesca artesanal, tomar parte en labores de protección del manatí de la ciénaga,  apreciar sus especies de plantas; necesitarán también controlar la deforestación, emplear sólo las artes de pesca permitidas y, lo más importante, necesitarán apasionarse por la conservación de la riqueza natural que tienen. 

 

Así es como esperan que su proyecto de turismo comunitario y sostenible le devuelva la salud a la ciénaga de El Llanito. En primer lugar, transformándolos a ellos y luego a quienes los visitan. Así ellos esperan promover una cultura del cuidado en propios y extraños que le devuelva la vida a la ciénaga.



Artesano de redes



Apolinar Robles Cabarcas no recuerda a qué edad empezó a pescar, tan chico estaba. Hace unos años, cuando ya la pesca en El Llanito se puso muy dura, colgó sus aparejos y se dedicó solamente a tejer atarrayas. Teje una de buen tamaño al mes, pero se le acumulan. 

 

Está tan dura la situación que ya los pescadores no tienen para renovar de tanto en tanto sus redes. Apolinar cuenta que hace años, cuando se empezó a sentir fuerte el desgaste de la ciénaga, los pescadores se organizaron para implementar reglas con el fin de proteger los recursos. Impusieron temporadas de veda, prohibieron el uso de redes en los lugares donde se crían los huevos, establecieron horarios de pesca, multas y sanciones para los pescadores que usaran atarrayas, que pescaran de noche, pero no funcionó. Su explicación es que no se respetaban porque nadie interiorizó el sentido de estas normas y restricciones. Solo vieron que reducirían las ganancias y no comprendieron su beneficio a largo plazo. La iniciativa de turismo comunitario le ha devuelto las esperanzas. En primer lugar porque es una oportunidad para que los turistas se interesen por las artesanías que tejen, pero sobre todo porque esta idea de formar a la comunidad para ofrecer turismo sostenible va a requerir aumentar el conocimiento que tienen sobre las riquezas, el funcionamiento y el cuidado de la ciénaga. Apolinar está convencido que así, a partir de una mejor capacitación, sensibilización, entendimiento de la ciénaga, la gente por fin va a ser capaz de implementar los cambios que se requieren.



Padrino tecnológico



Al joven Daniel Solano, comunicador social de Barrancabermeja, lo sorprendió el 2017 con la noticia de que se había ganado una beca para estudiar su soñado Magíster en Planificación Urbana y Regional de la Universidad de los Andes en Bogotá. La beca se la otorgaba Colciencias con su programa de Formación de Capital Humano de Alto Nivel para el departamento de Santander. El propósito de este programa era formar talento local que pudiera apalancar el desarrollo de la región. Lo normal es que un magíster en planificación urbana aterrice en algún estamento gubernamental encargado de este tema. Sin embargo, eran otros los caminos en los que estaba pensando Daniel. Su pasión era el análisis de teorías y experiencias de desarrollo endógeno, esos casos en los que aparecen poderosas experiencias de desarrollo y son las propias comunidades las responsables, no es el Estado o los capitales que llegan desde afuera a solucionarles sus problemas. Daniel se preguntaba cuáles eran las condiciones y las herramientas necesarias para que brotaran esos casos en los que la gente toma las riendas de su propio desarrollo. En medio de estas preguntas se encontró con la comunidad de El Llanito. Un corregimiento de 1700 personas, en su mayoría pescadores artesanales o gente dedicada al turismo convencional. La comunidad estaba discutiendo alternativas para salvar su mundo y entonces fue amor a primera vista. El uno para el otro. Daniel se graduó con una tesis titulada  "Desarrollo de El Llanito: una construcción desde la comunidad". La pregunta que guió su investigación de maestría era si había condiciones para lograr un proceso de desarrollo endógeno alrededor del turismo en este corregimiento. Ahora que la comunidad acaba de ganar el premio Minciencias para desarrollar su proyecto de turismo comunitario, Daniel ha aceptado con gusto acompañarlos como su padrino tecnológico.

 

 Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

 

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