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Adaptación hidráulica Zenú: Innovación de la cultura de las aguas

Luz para los litorales



 

Daniel: Lo primero que queríamos era crear una identidad que se acercara a cualquier costa del mundo. Este no es hoy un producto para entrega por unidad en un almacén de cadena, o que puedes adquirir en una tienda para irte de camping. Nos preguntamos ¿qué podíamos hacer para que el producto no fuera ajeno, sino que se sientiera propio? La resistencia a la innovación se reduce cuando incluyes elementos de la cultura a la que quieres llegar. Y por otro lado, el dispositivo puede conectar con la realidad de la comunidad, porque pensamos en los usos en la pesca, en el trabajo artesanal, en la educación de los hijos, para prevenir incendios ocasionados por las velas que ellos usaban en las noches para estudiar. 

 

Diego: Los Wayúu siempre estuvieron en nuestra mente creativa, buscamos los materiales, las formas, los tejidos inspirados en ellos y en su forma de vida y de arte. Hicimos acercamientos a ellos previos para desarrollar manijas, el uso de la W grabada en la superficie.



WaterLight y la pesca nocturna



 

 

Felipe: Las mujeres llevan el dinero a la casa con las artesanías. Los hombres pescan. La lámpara complementa sus vidas, en lugar de invadir. Ellas pudieron seguir tejiendo más horas, la luz atrae los peces y la pesca se multiplicó. Esos beneficios son tangibles, el producto no te invade, no llegas con maquinaria ni con grandes ruidos, sino con una oferta respetuosa y fácil de usar. 



Más luz para los litorales



De acuerdo con Nicolás Pinzón, de E-Dina: “creamos esta solución sustentable para que hoy todos puedan tener acceso a recursos básicos y así obtengan una mejor calidad de vida. En línea a nuestro compromiso con la sostenibilidad, WaterLight ha creado como un producto 100% reciclable y duradero, diseñado para funcionar durante 5.600 horas (lo que equivale a más de 230 días). Tiene un potencial verdaderamente global”.

 

Muchos países en desarrollo como Sierra Leona, Nigeria, Gabón, Somalia y Siria se encuentran en una posición similar a la de La Guajira, sin acceso a la energía, pero con el beneficio de contar con una costa marítima. Para los gobiernos, ONGs y organizaciones privadas que buscan soluciones tecnológicas sostenibles para estas comunidades, dispositivos como WaterLight representan una opción interesante. Además, este prototipo también podría resultar inestimable para beneficiar a la crisis migratoria global, especialmente en situaciones en que los recursos son escasos. 

 

En el futuro, el equipo creador del proyecto WaterLight buscará desarrollar más proyectos de investigación que impacten positivamente las comunidades, con estricto apego al desarrollo sostenible y la eficiencia energética. También les interesa muchísimo asegurar que los avances tecnológicos que se desarrollen sean accesibles para la mayor cantidad de personas a nivel mundial y que impulsen el interés por el progreso de actividades de Investigación, desarrollo e innovación, a través de la transferencia tecnológica.

 

Esta crónica fue escrita por Rana Berden.

 

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El baile de la pelazón



Las tortugas son una pieza irremplazable del engranaje del río. Ellas dispersan semillas, son parte de la dieta de otros animales y contribuyen a la salud y la estructura de otras especies con las que comparten el entorno. Su declive tiene implicaciones profundas en el ecosistema. Pero además también tienen un impacto para la supervivencia cultural de los pueblos indígenas. Ellas hacen parte de los mitos, las cosmogonías y tienen un valor ritual importante para estas comunidades.

La pelazón, por ejemplo, es un rito de transición ticuna que se celebra cuando una niña pasa a determinada edad. Se recluye a la muchacha púber desde el momento de su primera menstruación en un cuarto de su casa llevando una rigurosa dieta y un proceso de aprendizaje con su madre. Tiempo después se celebra en su honor una fiesta en la que se le enseñan los valores espirituales y sociales de su cultura a través de cantos, danzas, pinturas y el corte de cabello (pelazón), entre otras acciones cargadas de sentidos simbólicos. Según la cosmovisión ticuna, Metare es un sabio o conocedor de las plantas medicinales que se convierte en tortuga y ave y es quien les enseñó la pelazón. Por eso en los bailes de este ritual se usa el caparazón de una tortuga cubierto de plumas.

 



Un nido



 

Cuando nació el programa de conservación comunitario de tortugas en el resguardo de santa Sofía eran unas pocas personas, más guiadas por la voluntad que por un plan bien estructurado. Se valían sobre todo del conocimiento que tenían como cazadores y habitantes de la selva y el río. Sabían cuáles eran las temporadas de apareamiento, de huevos, de eclosión de los neonatos, las señales para encontrar las nidadas y  distinguir las hembras. Se turnaban día y noche para vigilar los nidos que encontraban y los señalizaban con ramas. 

Luego llegaron fundaciones como Biodiversa Colombia y otras organizaciones con las que fueron adquiriendo nuevos conocimientos. Mezclando ciencia y saber tradicional fueron mejorando sus resultados. Aprendieron a usar coordenadas en la señalización de los nidos, a tomar datos y llevar cifras, a marcar las hembras y a hacer seguimientos y trasplantes de nidos en situación de riesgo; también conocieron a profundidad las especies. Aprendieron a evaluar el estado de la población de tortugas, interpretar el impacto de sus acciones en el tiempo. Adquirieron conocimientos en biología básica y conservación con los cuales iniciaron procesos de divulgación y socialización de resultados. Empezaron a visitar otras comunidades para convencerlas de emular el programa y a dictar talleres para formación de nuevos guardianes. Sensibilizaron niños de escuelas, visitaron instituciones y organismos de conservación para compartir sus experiencias. Con el tiempo lograron aunar esfuerzos y acceder a financiaciones o capacitación. Hoy en día han logrado consolidar el programa de conservación en 5 comunidades, tres en Colombia y dos en Perú. Han logrado proteger 712 madres, 550 nidos y 15.500 charitos de las tres especies.  



Neonatos



 

El programa de conservación comunitaria de tortugas taricuyas, cupisos y charapas del resguardo de Santa Sofía llevará a cabo varios procesos de apropiación de ciencia y tecnología. Un paso que darán es migrar su información al mundo digital. Con ayuda de computadores y capacitación llevarán toda la información biológica que recolectan en su trabajo, que hasta ahora se consignaba en papeles, a soportes digitales que les permitirán compartirlos con la comunidad científica y mejorar su análisis. Tratan así de entender mejor la distribución de los nidos, la conducta de las especies en las playas y mejorar la interpretación de esta información para sacar conclusiones más robustas de los efectos de sus acciones y tomar medidas para optimizar el trabajo. Por otro lado, empezarán a usar la tecnología de GPS para la georreferenciación de sus datos. Con ayuda de teléfonos celulares buscarán obtener mejores registros audiovisuales de sus acciones para usarlos en sus actividades y material de promoción y educación medioambiental. Finalmente, replicarán la experiencia en una nueva comunidad y formarán nuevos guardianes de tortugas.

 



Líder del proyecto



Nabil Carihuasari hace parte del proyecto de conservación comunitaria de tortugas desde sus inicios. Hoy ya es formador de nuevos guardianes. Se encarga de transmitir todas las técnicas y procedimientos para el cuidado de las tortugas y de los neonatos. Pero trece años de experiencia han terminado por convencerlo de una cosa, que hay que trabajar en promover el cuidado de las tortugas entre los niños. Esa es ahora su mayor obsesión. Por ello logró convencer al proyecto de realizar actividades de sensibilización con niños de las escuelas. Gracias a eso desde hace un tiempo se realizan salidas de campo en tiempo de liberación de neonatos con estudiantes de colegios para que sean ellos mismos quienes los liberen. Con los recursos del premio que obtuvieron van a poder compartir esa experiencia de manera virtual con más niños de la zona. 



De consumidora a conservacionista



Liliana Dasilva López, de la etnia ticuna, era una ferviente consumidora de carne y huevos de tortuga. Hoy es la coordinadora del proyecto de conservación comunitaria en su resguardo. ¿Cómo sucedió eso? Liliana dice que la atrajo ver la disposición de los guardianes a invertir tiempo en la protección de tortugas, ser testigo de cómo salían en las noches para irse a dormir con incomodidad en las playas a cuidar los nidos, o de cómo pasaban los días al lado de investigadores y científicos que venían al resguardo a enseñarles metodologías de conservación. Eso la sedujo. Entonces decidió ingresar al proyecto a pesar de la oposición de su esposo y de sus hijos. Y como le gustó, no podía dejar de hablar en casa de lo que aprendía. Llegó el tiempo en que ella también se iba en las noches a dormir en improvisadas carpas en las playas, en medio de los mosquitos, para acompañar a los neonatos en su primera salida al agua. Su pasión y la emoción de aquellas experiencias terminaron por contagiar a toda la familia. Ahora ella, sus hijos y su esposo son también guardianes de tortugas.

Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.

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Recogiendo la cosecha de pimienta



Iniciamos un viaje por el departamento del Putumayo, en el municipio del Valle de Guamuez. Allí tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo de la Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez - ASAPIV. Una iniciativa con mucho por enseñarnos acerca de la perseverancia, la renuncia al dinero fácil y el amor hacia la naturaleza.

 



Putumayo: más que violencia y coca



Cuando dijimos que íbamos para el Putumayo para entregar un premio que obtienen las comunidades que transforman las realidades de sus territorios a punta de apropiación social del conocimiento, muchos inmediatamente nos aconsejaban excesivo cuidado porque es que "Putumayo es sólo violencia y coca". Es cierto, la región lidia con todos esos miedosos desenfrenos que trae el narcotráfico, pero ese "sólo violencia y narco" es injusto, también poco preciso y, sobre todo, muy desagradecido.

Por décadas personas, instituciones, organismos, líderes, gobiernos, agencias de cooperación han trabajado en esta región para construir un proyecto de vida diferente allí, cambiar el rumbo de este territorio lleno de bondades paradisíacas. Hacer una lista de todos aquellos que han metido el hombro para lograr este cambio sería interminable. Pero lo cierto es que todo este trabajo tiene frutos. Frutos que están sanos y maduros. Que demuestran que Putumayo también es ciencia, innovación, ética del cuidado, aprendizaje.

El ejemplo de esto es la Asociación Agropimentera del Valle del Guamuez - ASAPIV. 109 familias que producen pimienta de alta calidad y libre de químicos. Una comunidad que adaptan ciencia y tecnología en su trabajo. Por eso Putumayo y el Valle del Guamuez son mucho más de lo que algunos creen.

 

 



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