Adaptación hidráulica Zenú: Innovación de la cultura de las aguas
Pescado argentino
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Cae la tarde en Barranca, Santander. En la imagen los restos que dejó el ajetreo de la plaza. Al fondo el célebre río Magdalena. Temprano, como es tradición, este lugar fue escenario de un abigarrado comercio de venta de pescado. En los mostradores se ofrecían bocachicos, bagres, tilapias y mojarras. En los restaurantes de los alrededores los platos más solicitados eran el bocachico fritosuda’o, el sancocho de bagre, la doncella. Lo que muchos ignoran es que buena parte de ese pescado ya no sale del río. Hoy el Magdalena está allí casi yermo. Hoy en día buena parte del pescado que se ofrece en la plaza viene de afuera. De muchos lugares, pero especialmente de Argentina, como se lee en la caja tirada a la basura.
El desafío de la Asociación de Pescadores, Acuicultores y Afrodescendientes de El Llanito (APALL) es revertir la disminución del recurso pesquero a orillas del río Magdalena.
Esta es una de las 30 experiencias ganadoras del concurso A Ciencia Cierta. Desarrollo local para transformar realidades (2020) de Minciencias.
Pescador con red y canalete
Pareciera que este joven vendedor de pescado en Barrancabermeja tuvo una muy buena faena de pesca, pero no, la imagen más bien ilustra una calamidad. Como ya casi no se encuentran peces en el río, las cachamas son traídas de otros lugares. El chico simplemente utiliza su canoa para exhibir la mercancía y hacerle creer a los compradores que se trata de pescado fresco y recién sacado del agua, pero no lo es. Los pequeños bocachicos, por otra parte, no tienen el tamaño suficiente para haber sido pescados. Su talla indica que aún no se han reproducido y al caer en una red lo correcto era devolverlos al río. Tal vez fueron atrapados con un trasmallo, una técnica de pesca que no respeta peces pequeños y que hoy es considerada ilegal dado el delicado estado de salud del Magdalena en esta zona. Quizá presionados por la falta de peces o a causa de falta de conciencia ambiental, los pescadores están dispuestos a venderlos. Y alguien, que no debiera, se los está comprando.
Algunos argumentan que la desaparición de los peces en esta región del Magdalena se debe a la construcción de la hidroeléctrica de Hidrosogamoso que alteró el ecosistema. Otros señalan al sector petrolero y a la presencia de desechos de esta industria en el agua. Hay quienes apuntan en cambio a los pescadores y a la utilización de artes de pesca no responsables, o la ganadería, a los cultivos de palma, en fin.
La Asociación de Pescadores Acuicultores y Afrodescendientes del Corregimiento El Llanito (APALL) entendió que no se trata de un sólo culpable, más bien una estructura cultural en la gente, en las industrias, que no promueve la protección de los recursos.
Actualmente, el proyecto 'Turismo Cultural y redes de desarrollo' tiene como fin último la transformación de esa mentalidad. Ellos lo resumen así: "a través del turismo queremos sembrar en nuestra gente una nueva infraestructura mental que dé fin a esa cultura de la muerte que está en todos y todas y que es la responsable del tremendo deterioro de nuestros recursos naturales".
Médico Cocama
El resguardo Santa Sofía está a unas dos horas desde Leticia viajando por el río Amazonas. En este resguardo cohabitan, en aldeas separadas, pueblos tikuna y cocama. Tienen tradiciones, lenguas y formas de organización diferentes, pero son sociedades amigas. En 2008 se embarcaron juntos en una heroica labor para tratar de salvar a las tortugas taricayas, cupisos y charapas, al borde de la extinción en el río. Con este proyecto obtuvieron el premio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), A Ciencia Cierta. Desarrollo local para transformar realidades para robustecer su programa de conservación que ya completa 13 años de trabajo.
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Pescador del río
Los indígenas del Amazonas siempre han cazado las tortugas del río y sus nidadas. Las usaban para el autoconsumo y para algunos rituales, pero las tortugas nunca se habían visto amenazadas porque hacían un uso sostenible del recurso. Los mayores y las autoridades de la comunidad poseían el poder para conceder y prohibir la caza de tortugas según sus criterios de cuidado y ellos se encargaban de que no hubiera sobreexplotación. Pero ese poder se perdió, se rompió. Crecieron los centros urbanos, los restaurantes, los hoteles y la gente que demandaba carne y huevos de tortuga. Los indígenas las cazaban, ya no para su consumo, sino para venderlas y comprar con ese dinero bienes de consumo... Y la especie no aguantó. Se calcula que de mil huevos apenas uno llega a ser adulto. Con esos niveles de demanda hoy las tortugas taricayas, cupisos y charapas están al borde de la extinción en el río.
Yo me la juego por la paz de Colombia
"¡Vea!, ¡ahora es que se ve comida! Por aquí usted antes no veía ni una mata de yuca, todas estas sabanas eran solo coca", dice don Luis Antonio Salgado mientras se toma el tinto de la mañana. Se queda pensativo por unos instantes, luego agrega: "ahora lo único que nos desvela es ver cómo hacemos para que la tranquilidad se asiente por aquí, que no se vuelva todo esto a lo mismo..."
Don Luis vive a la pura entrada del centro poblado Georgina Ortiz, donde actualmente funciona un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) para excombatientes de las Farc. El terreno hace parte del municipio de Vistahermosa, Meta. Esto es el corazón del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, un paraíso natural oculto e inaccesible por mucho tiempo a causa de la guerra y el narcotráfico, pero eso está cambiando. En el poblado hay 180 núcleos de vivienda donde habitan 320 personas, la mayoría exguerrilleros con sus familias, aunque también hay campesinos. Allí hay una iniciativa, liderada sobre todo por jóvenes, que viene dándole duro al uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones con el fin de ayudar a que la gente se acomode social y económicamente en su nueva vida. Ellos son uno de los 30 proyectos ganadores de A Ciencia Cierta, un premio de Minciencias que apoya proyectos comunitarios que están buscando salidas a problemas locales mediante el uso de ciencia, tecnología e innovación. (Puedes conocer a viva voz de la comunidad esta historia aquí)
El equipo es esperanza
Por más de tres años, el comité de comunicación ha estado creando contenidos para visibilizar las historias de la comunidad y promover una cultura de paz y reconciliación. Ahora se proponen con la experiencia acumulada crear una oferta de contenidos educativos multimedia. Es decir, ofrecer educación no formal hecha por y para ellos mismos con el fin de atender las necesidades de aprendizaje que tienen los proyectos productivos comunitarios que están abriéndose camino: en su propio lenguaje, con ellos como protagonistas del proceso educativo. Aún no saben bien cuáles serán los temas porque uno de los primeros pasos será hacer una investigación para determinar qué es lo que en los proyectos necesitan actualmente aprender con más urgencia. Puede resultar que las mujeres del proyecto de confecciones y los del proyecto panelero necesiten saber cómo se conforma una sociedad por acciones simplificada (SAS), o que los del proyecto de ganadería quieran aprender a hacer cálculos de gastos, que los del proyecto de turismo necesiten fortalecerse como guías o, incluso, cómo hacer ellos mismos su videos o sus propios contenidos. Ese es el tipo de necesidades que ellos van a tratar de atender.
Taller de costura
¿Por qué ponerse a crear ellos contenidos educativos virtuales? ¿No sería mejor que la gente se matriculara en una universidad o un instituto, podría ser a distancia, o comprar cursos en plataformas virtuales que ya existen o, más fácil todavía, buscar en la Internet cosas gratuitas que ya estén hechas? Para responder a esta pregunta el comité de comunicaciones tiene este slogan: "necesitamos comunicación educativa propia y apropiada". Detrás de este "grito de guerra" hay toda una propuesta filosófica, por decirlo así.
En primer lugar, advierten que la cooperativa comunitaria está fundada sobre el principio de economía solidaria. En pocas palabras, actividades productivas enfocadas a lograr el bien común y en equilibrio con el medio ambiente. Todos como una familia en armonía con la naturaleza. No es fácil que el material educativo disponible esté en sintonía con esta máxima que es el eje rector de todo lo que se hace en el poblado. Ellos no solamente temen que este principio orientador pueda debilitarse sino que además necesita ser fortalecido en cualquier cosa que aprendan. Esa es una razón para querer tener sus propios materiales educativos.
Otro motivo es que los contenidos educativos disponibles no son sensibles a las necesidades puntuales y urgentes que tienen los proyectos productivos del centro poblado. Luz Hermina Velandia "Jorleny", es estudiante a distancia de la carrera de derecho en una universidad de Villavicencio. Además de realizar sus estudios universitarios, también es integrante de un proyecto de modistería y allí tiene junto a sus compañeras necesidades de formación que son muy específicas y que les ayudarían a resolver muchos procesos que tienen estancada a su pequeña microempresa. Les vendría como "anillo al dedo" contenidos educativos para ver en sus teléfonos o computadoras, sin matrículas, sin planes de estudio largos y llenos de cosas que ahora no necesitan. Ya tiene suficiente estudio pendiente de su carrera como para matricularse en otro proceso extenso y formal de educación para poder resolver asuntos muy específicos de su microempresa.
Ramón de Jesús Romero
Don Ramón de Jesús Romero estuvo en armas durante más de 30 años, solo lee y escribe. Aparte del adiestramiento militar, la única educación que ha recibido era la que se llevaba a cabo en los campamentos. Se trataba de unas horas semanales que la guerrilla había institucionalizado para fomentar ciertos conocimientos en temas de historia, economía, teoría marxista y temas por ese estilo. Don Ramón dice que más o menos entendía porque las clases las daban otros guerrilleros que hablan en un lenguaje fácil para él. Ahora que necesita aprender muchas cosas porque hace parte de un proyecto de ganadería y de otro de una huerta agroecológica, tiene sus esperanzas puestas en el proyecto de educación virtual del comité de comunicaciones. Como el objetivo es una plataforma de educación producida por la comunidad, con ellos como protagonistas del proceso, cree que va a poder sacarle provecho a esas clases como en el pasado, cuando sus compañeros le enseñaban sobre producto interno bruto, capital de trabajo, política monetaria...
Lucía y la cabaña modelo
Lucía ingresó a la guerrilla a los 11 años. En 1990, cuando se dio la operación Casa Verde que buscaba desmantelar el Estado Mayor de las Farc, hacía parte de la guardia personal de Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo. Ahora en la Cooperativa del centro poblado Georgina Ortiz, Lucía hace parte del comité de comunicaciones y también del proyecto de turismo. Participó junto a un grupo de compañeros en la construcción de esta cabaña modelo para hospedaje de visitantes. La obra está hecha bajo criterios de bioconstrucción. Todos los materiales fueron extraídos de la zona y se realizó con herramientas y técnicas propias de la vida campesina, indígena y guerrillera. Ella quisiera poder consignar y compartir esas técnicas para que sus compañeros, ya sea allí, en otros espacios de reincorporación o en las veredas aledañas, pudieran desarrollar infraestructura para atender visitantes y así fortalecer la cadena del turismo. Sobre todo porque son técnicas de construcción amigables con el entorno, económicas y que se realizan con habilidades que ya la mayoría poseen.
Alejandro Pétion
Alejandro Pétion es exguerrillero y hace parte del comité de turismo comunitario del centro poblado Georgina Ortíz. No duda de que la biodiversidad, las comunidades, la historia de este territorio lo hacen perfecto para para vivir planes de turismo cultural, de naturaleza y de aventura únicos. De hecho, gracias al apoyo de entidades nacionales e internacionales y de ONGs han podido recibir una valiosa cantidad de capacitación e inversiones con el fin de consolidar un programa de turismo local. Han aprendido acerca de normatividad del turismo, algunos se han capacitado como operadores turísticos y en temas de atención al cliente. Además, han desarrollado programas de reforestación con especies endémicas, de georreferenciación de senderos ecológicos y han realizado actividades de cartografía social. Ahora esperan poder volcar todo ese caudal de conocimiento en materiales educativos virtuales y multimedia. Los públicos objetivos de estos contenidos educativos serían los excombatientes de espacio de reincorporación y también las comunidades aledañas para poder generar una cadena de valor sólida de turismo en la zona. Además de generar oportunidades económicas para los excombatientes y los campesinos, Alejandro cree que a través de estos contenidos educativos virtuales será posible también crear puentes hacia la reconciliación y reconstrucción de la confianza. Y confía también que este modelo podría repetirse en otras áreas como la agroecología, por ejemplo, en la que la necesidad de conocimiento es igual de álgida para los excombatientes como para las comunidades de los alrededores.
Vistahermosa, Meta, es sin duda, un referente de construcción de paz para la comunidad colombiana.
Fotos y textos de Delio Aparicio, Delio es periodista y fotógrafo documental. La pregunta que guía su actividad es cómo lograr mensajes actuales y atractivos orientados a la educación, el cambio cultural o social.
Si te gustó esta historia, no te pierdas Yo me la juego por la paz de Colombia: una propuesta de esperanza en Vistahermosa, Meta.