Adaptación hidráulica Zenú: Innovación de la cultura de las aguas
Esperando
Brujita en la oscuridad
Es la vía que de Cali conduce a Buenaventura. A unas dos horas y media de Cali hay un punto llamado Zaragoza, en los márgenes del río Dagua. Al otro lado de un precario puente colgante está el conductor de la "moto-brujita" esperando a la comitiva del Ministerio de Ciencia y Tecnología (Minciencias) para llevarlos a San Cipriano. Estas brujitas son el sistema de transporte que la comunidad ha ingeniado para vencer su aislamiento. Se trata de unas motocicletas adaptadas a unas plataformas que hacen las veces de vagones y que aprovechan los rieles del ferrocarril que conduce al Puerto de Buenaventura. Ya se ha hecho de noche, no es normal que estas brujitas se movilicen a esas horas, pero es necesario que el equipo de Minciencias llegue a su destino. Al día siguiente, muy temprano, deberán hacer entrega del premio ' A Ciencia Cierta' al Consejo Comunitario del corregimiento de San Cipriano. ‘A Ciencia Cierta' es un estímulo del Ministerio de Ciencia y Tecnología que entrega recursos financieros para apoyar iniciativas comunitarias que tienen como fin dar solución a problemas mediante la apropiación de ciencia y tecnología. La iniciativa ganadora en San Cipriano trabaja en la consolidación de una nueva racionalidad productiva que vincule a operadores turísticos con científicos y así facilitar procesos de investigación y de apropiación de conocimiento en este lugar. En menos de 10 minutos la 'brujita' se encargará de internar a la comisión de Minciencias en la selva del Litoral del Pacífico, en un bosque húmedo tropical excepcional, único. Un territorio estratégico, pero casi virgen y aún por descubrir para la ciencia.
El camino que conduce a San Cipriano
Para llegar a San Cipriano es necesario abordar una 'moto-brujita' en un recorrido de aproximadamente diez kilómetros. A lo largo del viaje es posible apreciar las viviendas y algunos de los cultivos tradicionales de las familias que habitan la región.
Aserrador
San Cipriano es la puerta de entrada a la Reserva Forestal Protectora de los Ríos San Cipriano y Escalerete. El lugar fue declarado zona de manejo especial a comienzo de los años 80 por ser un ecosistema de gran valor ecológico y estratégico para el desarrollo regional y nacional. La reserva abarca casi nueve mil hectáreas de bosque húmedo tropical en el cuarto lugar del mundo con más precipitaciones. El 97% de este bosque es primario, es decir que no ha tenido intervención humana y su biodiversidad está intacta. El lugar alberga una red hidrológica prodigiosa. Allí están las subcuencas de los ríos San Cipriano, Escaleretes y Dagua, y de un sinnúmero de quebradas y drenajes de los cuales se extraen las aguas que nutren el acueducto de Buenaventura. Se trata de una de las cuencas mejor conservadas de Colombia. La riqueza de los suelos, las precipitaciones, el agua y los bosques crean un equilibrio sin igual para el refugio de especies de fauna y flora. Serpientes, osos, micos, felinos, insectos, peces, plantas medicinales, aves, hongos... A toda esa megadiversidad hay que sumar el exuberante espacio cultural de las comunidades negras ancestralmente asentadas allí.
Brujita en la oscuridad
Es la vía que de Cali conduce a Buenaventura. A unas dos horas y media de Cali hay un punto llamado Zaragoza, en las márgenes del río Dagua. Al otro lado de un precario puente colgante está el conductor de la "moto-brujita" esperando a la comitiva del Ministerio de Ciencia y Tecnología (Minciencias) para llevarlos a San Cipriano. Estas brujitas son el sistema de transporte que la comunidad ha ingeniado para vencer su aislamiento. Son unas motocicletas adaptadas a unas plataformas que hacen de vagones y que aprovechan los rieles del ferrocarril que conduce al Puerto de Buenaventura. Ahí, en la foto, ya se ha hecho de noche, no es normal que estas brujitas se movilicen a esas horas, pero es necesario asegurar que sus visitantes lleguen a su destino. Al día siguiente, el Consejo Comunitario del corregimiento de San Cipriano recibirá el premio "A Ciencia Cierta" : un estímulo que entrega recursos financieros para apoyar proyectos comunitarios que tienen como fin dar solución a problemas mediante la apropiación de ciencia y tecnología. El proyecto en San Cipriano apunta a la consolidación de una nueva racionalidad productiva que vincule a operadores turísticos con científicos y así facilitar procesos de investigación y de apropiación de conocimiento en este lugar. En menos de 10 minutos la "brujita" se encargará de internar a sus visitantes en la selva del litoral del Pacífico, en un bosque húmedo tropical excepcional, único. Un territorio estratégico, casi virgen y aún por descubrir por la ciencia.
El camino que conduce a San Cipriano
A lo largo del viaje en la "moto-brujita" es posible apreciar las viviendas y algunos de los cultivos tradicionales de las familias que habitan la región. Así se ve el camino en el día. (Aprovecha la oportunidad de conocer San Cipriano en este video)
Aserrador
San Cipriano es la puerta de entrada a la Reserva Forestal Protectora de los Ríos San Cipriano y Escalerete. Esta reserva fue declarada zona de manejo especial a comienzo de los recién pasados años 80 por ser un ecosistema de gran valor ecológico y estratégico para el desarrollo regional y nacional. La reserva abarca casi nueve mil hectáreas de bosque húmedo tropical en el cuarto lugar del mundo con más precipitaciones. El 97 % de este bosque es primario, es decir que no ha tenido intervención humana y su biodiversidad está intacta. El lugar alberga una red hidrológica prodigiosa. Allí están las subcuencas de los ríos San Cipriano, Escaleretes y Dagua, y de un sinnúmero de quebradas y drenajes de los cuales se extraen las aguas que nutren el acueducto de Buenaventura. Se trata de una de las cuencas mejor conservadas de Colombia. La riqueza de los suelos, las precipitaciones, el agua y los bosques crean un equilibrio sin igual para el refugio de especies de fauna y flora como serpientes, osos, micos, felinos, insectos, peces, plantas medicinales, aves, hongos, entre otros. A toda esa megadiversidad hay que sumar el exuberante espacio cultural de las comunidades negras ancestralmente asentadas allí.
Pero toda esta riqueza contrasta con las cifras débiles de desarrollo socioeconómico. El promedio de ingresos de cada una de las 570 familias que viven en la reserva no alcanza el salario mínimo del país. El corregimiento tiene bajos índices de escolaridad, de asistencia en salud y de servicios públicos. Frente a esta situación los miembros del Consejo Comunitario de las Comunidades Negras de Córdoba San Cipriano decidieron organizarse desde hace más de dos décadas para trabajar en un proyecto de turismo basado en adquisición y divulgación de conocimiento científico que pueda traer bienestar a la gente y al mismo tiempo aprovechar, conservar y potenciar el tesoro en el que viven.
Araña
La Reserva Forestal de los Ríos San Cipriano y Escalerete está ubicada en la región Pacífico y es una de las zonas más lluviosas del planeta. Dentro de la reserva se encuentran las subcuencas de los ríos Dagua, Escalerete y San Cipriano. Según el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia) es la segunda zona con mayor variedad de especies referenciadas en Colombia. Los habitantes de San Cipriano confían en poder lograr llamar la atención del turismo científico hacia este lugar y crear un polo de desarrollo para su gente.
Joven, quizá minero
En toda historia siempre hay cambios y momentos difíciles, pero en San Cipriano nadie estaba preparado. En 1980 no hubo avisos o proyectos para enfrentar una nueva situación. Hubo rumores por aquí y por allá, pero nada serio y claro que los alertaraa la comunidad de que tenían que empezar a pensar cómo adaptarse en adelante. Un día de 1980 llegó la declaratoria de la zona de reserva forestal. A partir de ese momento el lugar se convertía en una zona protegida y casi nada de lo que solían hacer para ganarse la vida quedaba permitido. A partir de ese momento se prohibió la pesca en los ríos, la minería artesanal (barequeo), la extracción de maderas y la caza.
En el documento de ese entonces del Plan de Manejo Integral para la administración de la recién creada reserva forestal se reconocía que la población poseía inmensas deficiencias económicas. También se hablaba de la importancia de crear para ellos oportunidades, sobre todo con el fin de poder disminuir la presión que ejercían sobre los recursos naturales y se contemplan algunos programas. Uno era la creación de puestos de trabajo para la comunidad en el papel de guardabosques y lo demás eran capacitaciones en técnicas agronómicas para ayudarles a mejorar sus pequeños cultivos de pancoger. Se trataba de capacitaciones para el control de plagas en el plátano o en el chontaduro y cosas por ese estilo. No obstante, ese mismo estudio también mencionaba que los suelos eran muy ricos en aluminio, favorables para la masa boscosa pero muy poco fértiles para la producción de alimentos. Así que los habitantes de San Cipriano quedaron pobres, aislados, sin poder dedicarse a lo que sabían y con la necesidad de reinventarse la vida.
Camino a la mina
Antes de la que se declarara la reserva forestal en San Cipriano, la gente trabajaba en minifundios donde sembraban plátano, banano, chontaduro, papachina, maíz, borojó. También tenían crías de animales domésticos como gallinas y cerdos. Estas actividades se realizaban para obtener la dieta básica. No había venta de excedentes. Si alguien quería enviar un hijo a la universidad a Cali, visitar un médico o mejorar su vivienda, tenía que echar mano de otras cosas. Entre esas "otras cosas" estaba la extracción de oro de manera artesanal. Se hacía mediante el tradicional barequeo (se dice que todavía por épocas la gente recurre de manera ilegal a este oficio). Otra alternativa era la extracción de maderas como el yarumo, el sande, el caimito, el otobo y un sinnúmero de palmas y otras especies vegetales mayores. Y también había cacería (otra práctica que tampoco se ha logrado erradicar del todo). Se vendía la carne de guagua, guatín, armadillo, iguanas. Esas actividades eran las únicas alternativas con las que los campesinos se echaban billetes al bolsillo.
Este turismo es hoy sin duda la principal fuente de trabajo e ingresos para la comunidad, sin embargo, no está libre de problemas y limitaciones. El Consejo comunitario cree que es susceptible ir a otro nivel más alto. Con la declaratoria del parque, que en un principio pareció destruirles sus vidas, han aprendido a valorar el lugar que habitan. Ahora visionan a su territorio como un tesoro que puede dar mejores frutos.
Pescando el desayuno
A San Cipriano ya se le reconoce como uno de los más importantes destinos turísticos del Valle del Cauca. En sólo 2019 recibió doce mil turistas. No obstante, en los meses de temporada baja, la situación se vuelve muy difícil para muchos. En estos meses de ausencia de turistas mucha gente retorna a actividades como la pesca, la minería o la casería.