Por Laura Asprilla
En el Día de la Afrocolombianidad rendimos un homenaje a las mujeres afrocolombianas en la ciencia, con sus aportes desde la medicina tradicional o ancestral y la medicina occidental.
Las comunidades afrodescendientes gozamos de haber heredado el conocimiento de las plantas para curar enfermedades, gran parte de nuestra comunidad entiende cómo funciona la naturaleza y sabe aprovechar sus bondades. Contamos con mujeres que saben cómo acompañar a una mujer embarazada y traer bebés al mundo de la forma más saludable posible, a ellas la encontramos en la Asociación de Parteras Unidas del Pacifico (ASOPARUPA). Contamos con mujeres que saben remedios de todo tipo para muchas enfermedades y acudimos a ellas con la confianza en el poder de la madre naturaleza y lo que sale de ella.
Las comunidades negras tenemos la suerte de contar con estos conocimientos que nos salvan la vida cuando, por ejemplo, el sistema de salud es tan deficiente; gozamos de la oportunidad de tener sabedoras o médicas tradicionales que curan con lo que cultivan en sus huertas o consiguen a la orilla de los ríos cuando a nuestros territorios no llegan las medicinas; ellas nos tratan para sobrellevar los efectos del sistema de salud colombiano desigual, mayoritariamente en los territorios donde habitan las comunidades negras. Estas prácticas se llaman “saberes tradicionales” porque son específicas de las comunidades negras e indígenas y se transmiten de generación en generación; si no existiera una hegemonía científica, podrían ser conocimientos como los que se aprenden en la academia, porque también son ciencia y medicina que cura.
Pero eso no es todo, también tenemos el orgullo de contar con médicas y científicas de profesión que se han formado en la academia, en Colombia o en el exterior y contribuyen con investigación en el campo de la salud. Estas mujeres existen, aunque lamentablemente no se puede negar que cuando se habla de ciencia y medicina en Colombia no se contemplan los aportes de las y los profesionales afrodescendientes y cuando se habla de conocimientos de las mujeres negras, priman la culinaria, la danza y los saberes tradicionales pero no la ciencia y la medicina.
Es cierto que hace unos años no hubo la misma cantidad de médicas afrocolombianas que hay ahora y esto ha hecho que las nuevas profesionales se reúnan en torno a un gremio para conocerse. Con el interés de priorizar los asuntos de salud importantes para la población afrocolombiana en el país y trabajar el enfoque étnico diferencial en la salud se creó la Asociación Colombiana de Mujeres Médicas Afrodescendientes (ACMMA). Fue fundado en 2020 por un grupo de amigas médicas que han hecho sus especializaciones, algunas en Colombia y otras en el exterior, conscientes de la importancia de la representación para que otras mujeres y niñas tengan referentes a la hora de pensar su futuro y su rol en la sociedad científica y cultural.
Ciencia y medicina con enfoque étnico
Pero centremonos en un punto clave y es la pregunta sobre por qué se debe desarrollar ciencia y medicina con un enfoque étnico y de género.
La experiencia de vivir la salud y la enfermedad no es el mismo para una persona negra, que para un indigena o una persona blanco-mestiza, recordemos que nuestro país es pluriétnico. Según cifras del DANE, en Colombia aproximadamente el 15 % de la población en Colombia se identifica como indígena, gitana, negra, afrocolombiana, raizal o palenquera. A pesar de esto, según Whitney Córdoba (médica de la Universidad del Valle, Mágister en Salud Pública de la Universidad de Indiana y becaria Fullbright:
"los indicadores en salud pública de peores resultados usualmente se concentran en las poblaciones étnicas, lo cual no es una casualidad. Romper con la tradición de dejar por fuera de la academia los temas como el racismo estructural o las inequidades de género nos va a permitir reconocer el impacto de su legado en la salud de nuestra población y generar soluciones para el progreso de todos en nuestro país.”
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Relación entre la medicina occidental y la tradicional
Es importante entender que los procesos de la medicina tradicional están muy lejos de la medicina occidental y no es cuestión de definir cuál es mejor o más asequible sino cómo tienen que entrar a relacionarse estas dos y la importancia de educar médicos y médicas “bilingües en los dos idiomas” como lo menciona Whitney.
Con este ejemplo de la vida real, la doctora Whitney Córdoba da a entender la profundidad del asunto: para una mujer afro embarazada que ha llevado su proceso con una partera tradicional desde el comienzo visita el hospital en las últimas semanas de su embarazo, lo ideal sería que la atienda un médico que conozca como vive la experiencia del embarazo una mujer negra en el Pacifico y tenga sensibilidad y el conocimiento sobre estos temas, esto hará que la pueda ayudar de la mejor manera y mejorar la relación médico-paciente, lo que según Whitney disminuye los riesgos de mortalidad y enfermedad en la población; de lo contrario el o la doctora podría juzgar y ofender a la mamá por sus creencias en la partería tradicional, lo que haría de esta experiencia algo negativo para la paciente y afectar, incluso, su salud.
Una de las opciones que la Asociación de Mujeres Médicas Afrodescendientes propone es profundizar la investigación y el testeo para demostrar científicamente que muchas de las prácticas tradicionales y remedios con plantas sí funcionan para la salud y se puedan recomendar y certificar en algunos territorios. Una de tantas luchas que se dan en el terreno científico.
La asociación de profesionales en la salud afrodescendientes intentan dar respuesta a los principales problemas en salud que enfrenta la comunidad, investigaciones internacionales han demostrado que hay campos de la medicina en los que el enfoque diferencial es vital para tratar pacientes, como es el caso de la psiquiatría, por la forma de abordar el racismo y los traumas que genera (sí, el racismo existe en todos estos campos), la medicina interna o familiar, porque es clave conocer los hábitos alimenticios y de vida de una población para comprender sus enfermedades y las opciones que tiene para curarse en su contexto; la dermatología y la ginecología en regiones donde se practica la partería tradicional.
En el caso de los saberes tradicionales, son conocimientos adquiridos por medio de la tradición oral, son saberes transmitidos de generación en generación y otros adquiridos en las redes de trabajo y sororidad de las mujeres en los territorios. Pero ¿dónde adquieren los médicos y médicas afrocolombianas la formación con enfoque étnico?
Whitney afirma que todo es gracias a la iniciativa propia de los y las estudiantes en las facultades de medicina, es la iniciativa estudiantil y de algunos docentes, como en el caso de la Universidad del Valle con la doctora Janeth Mosquera en la Escuela de salud pública y la doctora Beatriz Guerrero en la Escuela de Rehabilitación Humana. La Universidad ICESI con la dra. Aurora Vergara en el Centro de Estudios Afrodiaspóricos; quienes crean grupos de estudio afro centrados en estudiar estos temas; pero es claro que en ninguna facultad de medicina del país la medicina con enfoque diferencial étnico hace parte del currículo.
Mientras las facultades de medicina avanzan en la formación con enfoque étnico hay acciones en las que puede apoyar el gobierno y la sociedad, como incentivar la investigación médica con enfoque étnico y promover la inclusión y análisis de la etnia/raza y el género en las investigaciones de salud.
Este texto fue escrito por Laura Asprilla. El trabajo de Laura se ha enfocado en contar desde la escritura y el formato audiovisual las historias de las mujeres afrodescendientes. Es comunicadora social y realizadora audiovisual. Realizó un documental sobre saberes de mujeres en San Basilio de Palenque y Francia. Es una de las cinco Cimarronas de Cimarrón producciones. Premio de periodismo Álvaro Gómez Hurtado 2020.
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