La carrera frenética por garantizar que los genes propios pasen a la siguiente generación, como si así tratáramos de huir de la mortalidad, es también una carrera para adaptarse entornos muy distintos. En cuanto a sexualidad, la norma en la naturaleza es lo “raro”. La selección natural ha fomentado una diversidad sexual tan amplia que todos los colores del arcoíris se quedan cortos en representar.
De bonobos a chimpancés, dos especies a orillas opuestas del río Congo, que pueden ser un reflejo de las dos caras de la sexualidad.
El clítoris, único órgano del cuerpo humano cuya existencia no tiene más sentido que dar placer a la mujer, ha sido objeto de estudio por más de cuatrocientos años, y sin embargo es muy poco lo que el grueso de la población sabe de él. ¿A qué se debe esto? ¿Acaso el clítoris ha sido víctima de una cruzada en su contra? Tras un recorrido de 400 años por la historia de la ciencia concluimos que sí, lamentablemente sí.
El título de esta columna es un poco traído de los cabellos. Pero apunta a un asunto que cada vez preocupa más, y es esa avalancha de mensajes escritos con el lenguaje de la ciencia que inundan las redes sociales y, en particular, WhatsApp.
Tan cercanos e íntimos porque con ellos bebemos, respiramos, construimos, destruimos y sembramos. Estos cuatro elementos siguen siendo parte de nuestra vida. Todo es Ciencia invita a sus lectores a disfrutar con detalle estas historias y reflexiones que relatan de maneras tan mudables como las de los mismos elementos.
